jueves, 13 de septiembre de 2012

¡ Marchando una de callos !

O los odias o los adoras, o te flipan o te repugnan, ese es el encanto de los callos. Junto con las manitas de cerdo me parecen un manjar para disfrutar muy de vez en cuando, en su cazuelita de barro y con pan y vino como para una boda... 


No se me da nada bien hacerlos, es más, me da bastante pereza limpiarlos y casi siempre los he probado en restaurantes o porque me los han preparado de manera magistral alguien de la familia. El problema es que no siempre se tiene a mano a alguien que te los haga, así que he recurrido a la vía fácil: comprarlos precocinados...
No es mi estilo, pero tras mucho buscar he dado con una marca que, no solo aguanta el tipo, sino que además cumple con creces en calidad y sabor.


"La cuchara de Oro", así se llama la marca. Trabajan sólo dos productos: los callos a la madrileña y la fabada asturiana. Esta última no he tenido ocasión de probarla, pero los callos son un escándalo. Dentro de un cuidado estuche verde se encuentra una lata de 450gr. En la etiqueta pone "Callos a la Madrileña con jamón ibérico y aceite de oliva", sin duda, una buena carta de presentación. Pero la sorpresa viene dentro ya que, además de los callos y el jamón, te encuentras trozos de pata y morro...vamos ya! 


Como siempre me gusta curiosear en las etiquetas, descubro quién está detrás de esta mandanga y se confirman mis sospechas... Rogusa. Así es, esta prestigiosa marca madrileña es una de las punteras en la elaboración de productos frescos y envasados. Ya conocía sus callos al vacío en estuche de plástico y también los de lata, fantásticos ambos, pero no tenía conocimiento de este nuevo sello "La cuchara de oro". Al fin y al cabo estamos en lo de siempre, buscar algo más gourmet, con mejor pinta que un envase de plástico y, consecuentemente, también más caro. 10€ cuesta la lata de "La cuchara de oro" y, la verdad, no sabría decir si están proporcionalmente más buenos que los de la lata estandard que cuestan la mitad...

Además no son tan malos como los pintan, de hecho en su web dice "Con todo el sabor característico de los callos, y con el bajo nivel de colesterol que, pese a su desconocimiento, caracteriza a este exquisito plato."  Yo creo que la verdad está en el término medio, no es para comerlos todos los días, pero tampoco hay que hacerlos abanderado del colesterol como el resto de la casquería. 

A la madrileña, a la catalana, a la vizcaína, a la andaluza, recetas no le faltan a este manjar vacuno...y ojo, ¡ no perderse la receta burgalesa!  De mandanga y rock ´n roll saben un rato...









1 comentario:

  1. primo muy bien el video de entrevias y los callos tambien son callosd de madrid habra que volver a comerlos primo

    ResponderEliminar