No lo conocía y por lo que he podido brujulear por la red en su ficha de cata reza lo siguiente:
"Este vino presenta un color picota oscuro. En nariz expresa aromas de fruta madura confitada junto con toques tostados (cacao) y de especias (pimienta de Jamaica). En boca, corpulento, carnoso, con taninos de gran relieve, fruta muy madura y retronasal torrefacto."
Seguramente mi amigo Condevito apreciaría alguno de estos matices, yo ni pimienta, ni cacao ni fruta madura, solo que estaba de escándalo, sabroso sin cargar y maceraba perfectamente con las carnes. El precio en sala era de 12€ y supongo que en bodega rondara los 8-9€. Gran descubrimiento manchego, sí señor.
El otro vino del que quería hablar sorprende desde el nombre: Crash 2010. No se trata de un vinazo, ni mucho menos, cuesta 5€ la botella, pero sí resulta diferente y atrevido. Pertenece a las Bodegas Pago de los Balancines, situadas en Oliva de Mérida (Badajoz). La etiqueta tiene una estética pop art muy rollo Liechtenstein con 6 modelos distintos.
Shyrah, garnacha, garnacha tintorera y tempranillo se mezclan para dar un vino fresco, casi hasta con algo de aguja y muy fácil de beber a pesar de sus más de 14 grados. En definitiva, un vino curiosón para disfrutar en cualquier festolín o barbacoa. Salud y rock n roll!
La próxima vez que vaya por madrilandia tendríamos que cervecear y tomar unos vinos de estos que estás comentando. Tengo que recuperar el ESPIRITU DEL VINO. abrazo
ResponderEliminarTotalmente Vito! Cuanto antes...abrazo!
ResponderEliminar